MENSAJE DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI PARA LA CUARESMA 2012
viernes, 24 de febrero de 2012
sábado, 18 de febrero de 2012
TENGAMOS PRESENTE EN NUESTRA ORACIÓN A…
EL GRUPO DE VISITADORES DE ENFERMOS
Es un grupo de personas que con su callada y fraterna labor dejan parte de su tiempo para compartirlo con el que sufre. Jesús que vivió el sufrimiento, el dolor, en casi total soledad de los hermanos que siempre habían estado con él, se alegrará de que las personas que sufren no estén solas como le pasó a Él. ¡Cuanto tenemos que aprender de Jesús en este aspecto! Para que aprendamos a acompañar de forma callada, pero constante, al hermano que está enfermo y sufriendo.
Es un grupo de personas que con su callada y fraterna labor dejan parte de su tiempo para compartirlo con el que sufre. Jesús que vivió el sufrimiento, el dolor, en casi total soledad de los hermanos que siempre habían estado con él, se alegrará de que las personas que sufren no estén solas como le pasó a Él. ¡Cuanto tenemos que aprender de Jesús en este aspecto! Para que aprendamos a acompañar de forma callada, pero constante, al hermano que está enfermo y sufriendo.
¿Caemos en la cuenta de cuantas personas de nuestra comunidad pueden estar enfermas, solas o faltos de cariño y pueden estar necesitando de nuestra compañía?
Pidamos para que este grupo siga interrogándonos a los demás, de lo importante que es hacer compañía a las personas que están enfermas y “hace mucho tiempo que no las vemos por la calle”, ¿preguntamos por ellas? Ojalá que cada día seamos más los que nos animemos a visitar a Jesús, “Porque estuve enfermo y me visitas-teis” (Mt 25, 36).
(Colaboración de un feligrés)
miércoles, 15 de febrero de 2012
Cartas Pastorales
Carta Pastoral CUARESMA de 2012
Queridos fieles diocesanos:
El próximo día 22 de febrero, Miércoles de ceniza, iniciamos el camino cuaresmal que nos conducirá hasta la gran fiesta de los cristianos: la Pascua de Resurrección. Será, este año, el Domingo 8 de abril. Son días de conversión personal y comunitaria que pasa por la oración y el ayuno, por la renuncia y humildad. Nuestro encuentro personal con Jesucristo nos llevará a verle también en los hermanos.
Al imponérsenos la ceniza la Iglesia suplica ante el Señor que nos fortalezca con su auxilio “para que nos mantengamos en espíritu de conversión y que, la austeridad penitencial de estos días, nos ayude en el combate cristiano contra las fuerzas del mal”.
1. Pensemos que el anuncio de la Cuaresma tiene un contenido alegre y gozoso. Es para crecer en libertad, creatividad y para interiorizar y seguir la gran verdad: Jesucristo. Con Él y en Él salimos de la mediocridad hacia la novedad. Rejuvenece nuestro bautismo, abre sus brazos Dios y nos transforma con su cercanía.
Es tiempo de romper ataduras fuertes, por la lejanía de Dios, o de hilos de araña, que también nos retienen, como caprichos que nos impiden mirar con más libertad a lo alto y reconocer que Dios nos quiere, que está en nuestros hermanos.
Es un recorrido para salir de nuestras rutinas, mirar al horizonte pascual y caminar por la senda de la fe y del amor. Hacer “una ruta nueva” abandonando lo que es “nuestro”, como hizo Abraham y todos los que ponen su confianza en Él, para encontrar la novedad que siempre esperamos. Despertemos del sueño.
2. Es camino hacia la Pascua:
- Reconocer nuestra mentalidad mundana que se nos pega a todos, aun sin buscarlo. Nos encanta ser “pequeños dioses” e independizarnos del Señor. Por eso el ejercicio de nuestro encuentro diario en la oración, durante este tiempo, es crucial. Jesús, oíamos hace pocos domingos: “Se levantó de madrugada, se marchó al descampado y se puso a orar” (Mc. 1, 35).
- Convencernos interiormente de que hacemos este camino para vivir y no para “fastidiarnos”. La Cuaresma no es sobre todo para instruirnos en algo, sino para iniciarnos o profundizar en el misterio de la muerte y resurrección de Jesús. Si hay muerte en nuestra vida, si hay ayuno y penitencia, es porque con ello anunciamos y buscamos algo nuevo: encontrarnos con la Vida que es Cristo y, con Él, participar de su Resurrección. Ayunamos para encontrarnos con el alimento verdadero. “Está escrito: No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios” (Mt. 4, 4).
- Compartir lo que tenemos en nuestro corazón y en nuestras manos. Las cosas innecesarias sofocan la voz interior y la de Dios. El confort suele anquilosar el corazón y hacerlo pequeño. En nuestro recorrido cuaresmal debe destacar la caridad fraterna y la limosna, el desprendimiento alegre de lo nuestro para los demás. Jesús alabó la limosna de una viuda pobre: “Ha echado, dijo, todo lo que tenía”.
3. Como en años anteriores Su Santidad, Benedicto XVI, nos ha enviado un profundo y claro Mensaje para esta Cuaresma. Lleva por título: “Fijémonos los unos en los otros para el estímulo de la caridad y de las buenas obras” (Hb. 10, 24).
Nos invita: “a confiar en Jesucristo como Sumo Sacerdote, que nos obtuvo el perdón y el acceso a Dios”. Esta acogida a Cristo, dice el Santo Padre, tendrá sus frutos: una vida que se despliega según las tres virtudes teologales: fe, esperanza y caridad.
Destaca el Papa también que, para estos logros, es muy importante participar en los actos litúrgicos y en la oración de la comunidad cristiana.
Ruego, de forma especial, a los sacerdotes que, haciendo “nuestro” el Mensaje del Santo Padre, traslademos luego antes nuestros fieles encomendados los tres aspectos fundamentales de la vida cristiana que se desarrollan en el mismo: la atención al otro, la reciprocidad y la santidad personal.
Renovemos también, como Pastores, nuestra disponibilidad, muy especial durante todo este tiempo, para atender el ministerio de la reconciliación, no sólo de forma comunitaria, sino también de forma individual, al tiempo que exhortamos a todos los fieles a este encuentro alegre con Dios Padre que nos regala, en su Hijo, el perdón de nuestros pecados.
Con mi saludo agradecido en el Señor.
+ Ramón del Hoyo López
Obispo de Jaén
lunes, 13 de febrero de 2012
Delegación de Juventud
Dentro del calendario de actividades que está realizando la delegación de juventud del Obispado de Jaén, este próximo sábado, 11 de febrero, va a tener lugar el primer encuentro de los denominados «sábados bíblicos». Esta actividad va a suponer un estudio y reflexión sobre los lugares en los que se desarrolló la vida pública de Jesús y los pasajes bíblicos que los ilustran. Puesto que a partir del próximo mes de octubre comienza el año de la fe, se ha dado a estos encuentros el nombre de: «los orígenes de la fe». Además, la delegación de juventud pretende que estos encuentros sirvan también de preparación para los jóvenes que el próximo verano hagan la peregrinación a Tierra Santa organizada por esta delegación de jóvenes.
Los sábados bíblicos tendrán lugar en el Seminario, a partir de las 11 de la mañana, los siguientes días: 11 de febrero, 10 de marzo, 14 de abril, 12 de mayo, 9 de junio y 7 de julio. Los encuentros tendrán siempre estos dos momentos: estudio de un lugar bíblico y «Lectio Divina».
Una vez al mes los jóvenes de la diócesis que quieran y estén interesados en conocer las raíces de nuestra fe podrán asistir al Seminario Diocesano a este curso de formación bíblica que será impartido por el sacerdote D. Antonio Robles.
Los sábados bíblicos tendrán lugar en el Seminario, a partir de las 11 de la mañana, los siguientes días: 11 de febrero, 10 de marzo, 14 de abril, 12 de mayo, 9 de junio y 7 de julio. Los encuentros tendrán siempre estos dos momentos: estudio de un lugar bíblico y «Lectio Divina».
Una vez al mes los jóvenes de la diócesis que quieran y estén interesados en conocer las raíces de nuestra fe podrán asistir al Seminario Diocesano a este curso de formación bíblica que será impartido por el sacerdote D. Antonio Robles.
jueves, 9 de febrero de 2012
Cartas Pastorales
Carta Pastoral: Cuidemos a los enfermos
Queridos fieles diocesanos:
El próximo día 11 de febrero, Fiesta de las apariciones de la Santísima Virgen de Lourdes, celebramos en toda la Iglesia, como en años anteriores, la “Jornada del Enfermo”.
1. El cristianismo está lleno de paradojas, la mayor parte de todas puede ser, asegurar que el dolor sea fuente de alegría.
Lo expresa claramente el Pontífice actual, Benedicto XVI, cuando escribe: “lo que cura al hombre no es esquivar el sufrimiento y huir ante el dolor, sino la capacidad de aceptar la tribulación, madurar en ella y encontrar en ella su sentido mediante la unión con Cristo, que sufrió con amor infinito” (Spe salvi, 38).
El dolor humano y el sufrimiento han encontrado una dimensión completamente nueva a la luz de la Pasión de Jesucristo. Él les ha enriquecido y dado sentido salvífico. No vino a traer una teoría del dolor, sino a cargar el sufrimiento sobre sí mismo. Nos invita a no desentendernos del enfermo, sino a ponernos a su lado para animarle en este camino y descubrirle esta gran verdad.
2. La Iglesia ha venido poniéndose al lado del enfermo desde las primeras comunidades cristianas.
Son muchas las personas enfermas a las que se acercó Jesús para curarlas de todos los males. “Pasó haciendo el bien”, escribe san Lucas, los heridos por la vida, en sus muchos males, eran sus preferidos (cf. Mc. 1, 29-39). Pocas páginas se han escrito con la belleza de la parábola del Buen Samaritano (cf. Lc. 10, 25-37).
El próximo día 11 de febrero, Fiesta de las apariciones de la Santísima Virgen de Lourdes, celebramos en toda la Iglesia, como en años anteriores, la “Jornada del Enfermo”.
1. El cristianismo está lleno de paradojas, la mayor parte de todas puede ser, asegurar que el dolor sea fuente de alegría.
Lo expresa claramente el Pontífice actual, Benedicto XVI, cuando escribe: “lo que cura al hombre no es esquivar el sufrimiento y huir ante el dolor, sino la capacidad de aceptar la tribulación, madurar en ella y encontrar en ella su sentido mediante la unión con Cristo, que sufrió con amor infinito” (Spe salvi, 38).
El dolor humano y el sufrimiento han encontrado una dimensión completamente nueva a la luz de la Pasión de Jesucristo. Él les ha enriquecido y dado sentido salvífico. No vino a traer una teoría del dolor, sino a cargar el sufrimiento sobre sí mismo. Nos invita a no desentendernos del enfermo, sino a ponernos a su lado para animarle en este camino y descubrirle esta gran verdad.
2. La Iglesia ha venido poniéndose al lado del enfermo desde las primeras comunidades cristianas.
Son muchas las personas enfermas a las que se acercó Jesús para curarlas de todos los males. “Pasó haciendo el bien”, escribe san Lucas, los heridos por la vida, en sus muchos males, eran sus preferidos (cf. Mc. 1, 29-39). Pocas páginas se han escrito con la belleza de la parábola del Buen Samaritano (cf. Lc. 10, 25-37).
Sus discípulos, desde entonces hasta hoy, seguimos su mismo proceder. Ya el Apóstol Santiago dijo a los presbíteros que ungiesen con óleo santo a los enfermos para alivio de su enfermedad (cf. Sant. 4, 14). ¡Cuántas estructuras ha creado la Iglesia, a lo largo del tiempo, para atender al enfermo en hospederías, hospitales, casas de acogida y otros centros, para cuidar de los “malheridos” en su cuerpo, en su alma y en su corazón!
3. Visitar al enfermo es aval para “ser bienaventurados”, nos repite hoy también Jesucristo, porque la enfermedad sigue sin ser vencida.
El sufrimiento lo tenemos en nuestro entorno siempre. Superadas o controladas muchas de las enfermedades, siguen apareciendo otras nuevas. Producen dolor: las familias desestructuradas, ver a los inmigrantes desprotegidos, ancianos solos, familias sin un mínimo vital, depresiones al no encontrar trabajo, enfermos incurables, padres y abuelos que sufren por el futuro de sus hijos y nietos, a los que tendríamos que añadir problemas del alcoholismo, drogodependencia, ludopatía… y sus consecuencias personales y en su entorno.
Los avances de la medicina, en todas sus ramas, son inmensos y debemos agradecerlo y apoyarlo, pero el dolor sigue presente y unas enfermedades o situaciones toman el relevo de otras nuevas.
4. Nuestro reconocimiento y apoyo agradecido a tantos profesionales de la medicina y colaboradores. Nuestra deuda es impagable.
Gracias a la Delegación Episcopal de Pastoral de la Salud, capellanes de Hospitales, visitadores de enfermos, ministros extraordinarios de la Eucaristía y, sobre todo, a los sacerdotes que día a día os acercáis a estos fieles, “los predilectos del Señor”.
Nuestra admiración más profunda por quienes día y noche veláis y acompañáis a vuestros familiares enfermos. El Señor está junto a vosotros de una forma especial y no os dejará nunca solos para recibir la fuerza necesaria.
Finalmente, muy queridos amigos y amigas enfermos: Rogad por todos nosotros al Señor. Vuestra súplica es la más eficaz de que dispone nuestra Iglesia. También rezamos por vosotros.
Con mi abrazo agradecido en el Señor.
+ RAMÓN DEL HOYO LÓPEZ, OBISPO DE JAÉN
3. Visitar al enfermo es aval para “ser bienaventurados”, nos repite hoy también Jesucristo, porque la enfermedad sigue sin ser vencida.
El sufrimiento lo tenemos en nuestro entorno siempre. Superadas o controladas muchas de las enfermedades, siguen apareciendo otras nuevas. Producen dolor: las familias desestructuradas, ver a los inmigrantes desprotegidos, ancianos solos, familias sin un mínimo vital, depresiones al no encontrar trabajo, enfermos incurables, padres y abuelos que sufren por el futuro de sus hijos y nietos, a los que tendríamos que añadir problemas del alcoholismo, drogodependencia, ludopatía… y sus consecuencias personales y en su entorno.
Los avances de la medicina, en todas sus ramas, son inmensos y debemos agradecerlo y apoyarlo, pero el dolor sigue presente y unas enfermedades o situaciones toman el relevo de otras nuevas.
4. Nuestro reconocimiento y apoyo agradecido a tantos profesionales de la medicina y colaboradores. Nuestra deuda es impagable.
Gracias a la Delegación Episcopal de Pastoral de la Salud, capellanes de Hospitales, visitadores de enfermos, ministros extraordinarios de la Eucaristía y, sobre todo, a los sacerdotes que día a día os acercáis a estos fieles, “los predilectos del Señor”.
Nuestra admiración más profunda por quienes día y noche veláis y acompañáis a vuestros familiares enfermos. El Señor está junto a vosotros de una forma especial y no os dejará nunca solos para recibir la fuerza necesaria.
Finalmente, muy queridos amigos y amigas enfermos: Rogad por todos nosotros al Señor. Vuestra súplica es la más eficaz de que dispone nuestra Iglesia. También rezamos por vosotros.
Con mi abrazo agradecido en el Señor.
+ RAMÓN DEL HOYO LÓPEZ, OBISPO DE JAÉN
miércoles, 8 de febrero de 2012
TENGAMOS PRESENTE EN NUESTRA ORACIÓN A…
EL GRUPO DE CÁRITAS
Tengamos presente en nuestra oración también al grupo de Cáritas, quizás el grupo más necesario que debe tener una comunidad cristiana. ¡Cuántas personas están sintiendo su labor diaria!
Su servicio diario hace que muchas personas que hay a nuestro alrededor puedan llegar a final de mes, algunas incluso al final del día, con algo que comer, lugar donde dormir…, o cualquier necesidad que los demás tenemos cubierta.
Pidamos para que no desfallezca este grupo y aumente el número de personas que colaboren con él. Que nuestra oración, nos llame a cada uno de nosotros a tener en cuenta a estos hermanos que hacen efectiva la caridad de la Iglesia y sirvan de ejemplo para que cada uno de nosotros actuemos en caridad y justicia, en nuestro quehacer diario.
(Colaboración de un miembro de la comunidad)
martes, 7 de febrero de 2012
Manos Unidas
Manos Unidas 2012: Trabajando por la salud en Etiopía
lunes, 6 de febrero de 2012
VIDA CONSAGRADA
2 de febrero: Jornada Mundial de la Vida Consagrada 2012
"Ven y Sigueme"
Vida consagrada y nueva Evangelización
TENGAMOS PRESENTE EN NUESTRA ORACIÓN A…
EL GRUPO DE LIMPIEZA
Debemos dar las gracias por las personas que forman parte del grupo de limpieza, que semanal-mente hacen que nuestra iglesia, nuestra casa de encuentro semanal, este limpia y este acogedora.
Ellas realizan una labor silenciosa, parecida a la de tantas mujeres del evangelio, que pasaron anónimas por la vida de la primera iglesia, pero en la que su labor era totalmente imprescindible.
Su tarea para la comunidad, callada, constante y desinteresada, nos crea un ambiente de bienestar más adecuado para la oración y la convivencia.
Debemos rezar por ellas, para que sigan compartiendo su tiempo, su saber hacer con nuestra comunidad. Debemos durante nuestra oración comunitaria, durante nuestra oración personal, tenerlas presentes a ellas y a sus familias, para que Dios les colme con todas las bendiciones.
(Colaboración de un miembro de la comunidad)
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